Por: Alonso Pérez
En vano nos esforzamos en describir el carácter de una persona; en cambio, reunamos sus acciones, sus hechos, y emergerá una imagen de su carácter.
Goethe
A la memoria del Dr. Ingvar Emilsson
Hay veces en que se conoce a una persona tal como la oceanografía explora el mar: por testimonios. De un instrumento, de un método específico, es de esperar una imagen o un sonido, una textura que sale a la superficie y cuenta la vivencia de donde proviene. Hablan los rasgos de su entorno. Así, de ese modo, sigo conociendo al Profesor Ingvar Emilsson.
El puente que me acercó al mundo oceanográfico fue una maestría en Filosofía de la ciencia en 2014, y mi interés desde entonces no deja de indagar esporádicamente en su historia. Por los escritos que he leído del Profesor Emilsson, encuentro una comunicación concisa y clara, hecha para la enseñanza. En pocas líneas lleva de la mano al lector en temas arduos y diversos, sean recomendaciones técnico-administrativas para la selección y financiamiento de buques de investigación[1], sean apuntes de oceanografía regional sobre temas de circulación y contaminación[2] o lecciones introductorias de oceanografía física[3].
De ningún modo esto es sinónimo de un estilo frío pues, en medio de un contenido formal uno se encuentran metáforas refrescantes («…no se debe de entender que entre más elaborado, complicado y costoso sea el equipo, tanto más seguros serán los resultados; nada más falso. Todos sabemos que con instrumentos musicales sencillos se puede hacer muy buena música») o descripciones simpáticas de realidades no tan simpáticas: «…[en mar abierto] los objetos pesados empiezan a jugar carambolas sobre la cubierta, y lo que es peor, el mundo cambia por eso que se llama el mareo; la vida ya no es tan bella, todo tiene un olor repugnante; nada más vale la pena; si se rompen los preciosos equipos de laboratorio que tanto nos costó conseguir o si los reactivos se mezclan y hacen una salsa picante con los jugos gástricos, ¿qué importa?»[4].
Aunque he consultado una muestra limitada de escritos del Profesor Emilsson, encontré en el prólogo que redactó para el manual Métodos de Muestreo en la Investigación Oceanográfica un cariz distinto. Acaso por el carácter reflexivo de un prólogo, hay en él una mención a Aristóteles y Alejandro Magno, hace énfasis en la pertinencia de una formación integral (interdisciplina) para proponer soluciones frente a la complejidad del muestreo marino y subraya la importancia de lo que permanece a pesar del cambio. Todo ello apela con especial interés a un estudiante de filosofía, y gracias a que en su momento lo leí, reafirmé la convicción en mi proyecto. A continuación, sólo mencionaré la relación de estas reflexiones con aspectos de la filosofía de la ciencia.
En primer lugar, y de modo general, a inicios del siglo XX emerge un cambio de paradigma en el pensamiento filosófico llamado «giro lingüístico»: investiga las presuposiciones prácticas del conocimiento en sujetos concretos que participan e interactúan con otros o con la naturaleza. Para la reflexión sobre la ciencia, la consecuencia deriva en otorgar a las prácticas científicas un estatus a la par de las teorías. En el contexto de la oceanografía, el conocimiento está hecho de la interacción de personas, teorías e instrumentos con el mar.
«Los oceanógrafos son marineros que usan palabras importantes». Es significativo que el Profesor Emilsson haya escogido esta cita del oceanógrafo estadounidense Roger Revelle como epígrafe de su texto. Traducido filosóficamente, el dominio práctico de algo goza de preferencia ante el saber explícito; éste último –por ejemplo, la oceanografía– se apoya sobre el conjunto entrelazado de las prácticas y formas de vida de la milenaria navegación. Ya en 1692, Isaac Newton apuntaba hacia lo mismo: «Si en vez de enviar las observaciones de marineros a matemáticos muy capaces en tierra, la tierra enviara a esos matemáticos al mar, significaría mucho para la optimización de la navegación y para la seguridad de la vida de los hombres en ese elemento»[5].
El Profesor Emilsson también subraya la importancia de la interdisciplina: «Los conocimientos del mundo marino tienen que formar parte de la educación del oceanógrafo; difícilmente se puede imaginar un doctor en ciencias marinas, por más restringida que fuera su área de especialidad, que no distinga un delfín de un tiburón»[6]. Desde el punto de vista histórico, esto se corresponde con lo que el primer reporte del International Council for the Study of the Seas ya sugería en 1902: «…a sharp line should never be drawn between these two main divisions [physical conditions and the chemical nature of the water, and the study of floating organisms]»[7]. Desde el punto de vista del conocimiento, es bien sabido que la interdisciplina exige una relación bidireccional de influencia entre áreas de estudio en pos de un marco de referencia común. Nada más pertinente para la hipótesis científica de la comprensión planetaria que hoy intenta abarcar a las sociedades y la naturaleza.
Finalmente, el prólogo referido hace hincapié especial en la educación, pero en un sentido más profundo que el de la instrucción doctrinal. Así, el Profesor Emilsson afirma: «Como en tantos otros campos de la experiencia humana, aquí vale el dicho: la educación es todo lo que queda en la mente cuando todo lo que se aprendió cayó en desuso o fue olvidado»[8]. La vivencia de los acelerados avances tecnológicos del siglo XX en un oceanógrafo que comenzó a navegar en 1946 es significativa. Tan sólo en cuestiones de instrumentación, hubo el cambio de la era analógica a la digital y problemas como la discontinuidad de los datos registrados, los límites operacionales de profundidad por los soportes físicos y el suministro de energía eran solucionados. Se facilitaban las cosas.
No obstante, aquí vale la sabiduría del marinero Ingvar: «Esto, por cierto [la operación del GPS], ha hecho obsoletos los métodos clásicos de posicionamiento, pero aquí conviene conservar el respaldo de los viejos procedimientos si los modernos nos abandonan, ya que el Sol y las estrellas se quedan y, además, la estrategia de enfrentar los problemas no se vuelve obsoleta»[9]. En el terreno de la filosofía, esto no es más que no perder de vista las estructuras profundas del trasfondo, que es el mundo cotidiano en el que vivimos. Por ello la «estrategia de enfrentar los problemas» es un equivalente de la búsqueda de rasgos invariantes en la larga historia del ser humano y el océano: el aprendizaje oceanográfico vuelve relevante –desde el punto de vista del conocimiento– la totalidad de las prácticas que tejen la forma de vida marinera. ¿Cuántas veces no ha salvado una campaña el contramaestre o el marinero timonel, o acaso el consejo de un pescador?
La historia de las Ciencias del mar, dentro de la historia universal de
las ciencias, es reciente. La historia de éstas en México, aún más. Con todo, los
puntos fijos de la bóveda celeste siguen ahí como referentes y guías de los
oceanógrafos actuales y futuros, sea en la forma del Sol y las estrellas o en
la forma de grandes profesores que fueron, también, marineros.
[1] Emilsson, I. (1984). «The selection and funding strategies for research vessels in developing countries with special reference to Latin America» in IOC/FACO International Workshop on Improved Uses of Research Vessels. Workshop Report No. 36 – Supplement. Lisbon, 28 May – 2 June 1984. UNESCO.
[2] Emilsson, I. (1976). «La oceanografía regional con respecto a los problemas actuales y futuros de la contaminación y de los recursos vivos del Golfo de México» en Contribuciones enviadas por conferenciantes y autores invitados a la Reunión Internacional de Trabajo COI/FAO/PNUMA sobre la Contaminación Marina en el Caribe y Regiones Adyacentes. Informes de reuniones de trabajo n° 11 – Suplemento. Puerto España, Trinidad y Tobago, 13-17 diciembre 1976. UNESCO.
[3] Emilsson, I. Elementos de oceanografía física. Inédito. En edición por: Miguel Ángel Alatorre y Ricardo Hernández Contreras.
[4] Emilsson, I. (2000). «Capítulo II. Organización y ejecución de campañas oceanográficas» pp. 14,18. En Granados B., Solís, V. (eds.). Métodos de Muestreo en la Investigación Oceanográfica. Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología, UNAM.
[5] Cita atribuida a Newton por James Phinney Baxter 3rd en Scientists Againts Time [4] p. 404.
[6] Emilsson, I., op. cit., p. 8
[7] Citado en: Sverdrup, H. U., Johnson, M. W., y Fleming, R. H. (1942). The Oceans. Their Physics, Chemistry and General Biology, Prentice-Hall, Inc., USA.
[8] Emilsson, I., op. cit., p. 8
[9] Ibid., p. 7